…Quizá todos, sin excepción, tenemos, al menos, unos segundos de absoluta lucidez y grandeza, profunda, gloriosa, inmensa. Ese, quizá, sería el momento que nos compensaría de tantos esfuerzos y sinsentidos. Pero lo mismo, irónica y grotescamente, el destino nos la juega otra vez y ese transcendental instante te pilla solo, y lo que es peor aún, ni siquiera te enteras.
26 FEBRERO 2014
© 2014 pepe fuentes