Ajuste de cuentas III (por ahora): El ajuste de ayer (la cobardía) me ha supuesto arrostrar algunos efectos secundarios perniciosos, naturalmente, como los inevitables mecanismos de defensa, que no son otros que una cierta misantropía para mantener alejados a todos aquellos que, en mi descontrolada paranoia, percibo como potenciales enemigos, malos enemigos que tendrían la capacidad de hacerme daño (todos pueden ser enemigos potenciales). Pero lo peor del miedo a los demás no es que tema el daño explicito, sino algo mucho peor, el implícito, es decir, que no me hagan caso, y entonces lo que hago es alejarme para así no dar la oportunidad al mundo de que me ignoren. «Sí, claro, ya sé que me ignoráis, pero entonces, hijos de puta, yo os ignoraré más todavía, qué coño os habéis creído». Lo más gracioso de esa actitud es que en algunos casos me funciona (tengo algo de actor) y hay gente que piensa que soy un tipo de respeto y carácter. ¡Si ellos supieran!
6 MARZO 2014
© 2013 pepe fuentes