Por cierto, ahora que lo pienso y especialmente ahora, después de tantos días de análisis de obras ajenas, ¿hacia dónde voy con lo mío? A ninguna parte, por supuesto. No puedo transcender nada que no haya transcendido todavía; hasta ahí no llego, desde luego. Entonces?-pues nada, contar y contarme-. La gran coartada y andamiaje vital cotidiano para que nada se me desmorone antes de tiempo. El asunto es simple: todos tenemos el derecho a dejar constancia de nuestros pasos y sentido de las vivencias. Ah, y que cualquiera, por insignificante que sea para el mundo, es el más importante para sí mismo, y si además pasa su vida por el tamiz de un cierto anhelo creativo, mejor que mejor. Es mi caso. Solo se trata de no arrojarme del tren en marcha y quererme un poco. Ah, y pararme al sol de vez en cuando a ver qué pasa y levantar una patita, como este pájaro tan gracioso e inverosímil.
PS: Ah, y el arte no debería existir tan frecuente y tontamente considerado. Solo en los casos de grandísimo y abrumador talento y el resto, el que debería hacer todo el mundo, y que desde luego hace muchísima gente, llamarlo de otro modo, de otro orden y concepto, recreativo pero de vital importancia…pero que ahora no sé me ocurre cómo. «Que se joda la trama. Lo que hay capturar es la sensación de estar vivos. Prefiero seguir la astilla de un pensamiento que trazar la secuencia lógica de unos hechos» Jenny Offill.
25 MAYO 2014
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