1 JULIO 2014

© 2007 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2007
Localizacion
Disneylandia (Los Ángeles, EE.UU.)
Soporte de imagen
-35 MM. Kodak. High-Speed Infrared 400
Copiado máximo en soporte baritado
1
Fecha de diario
2014-07-01
Referencia
4722

DIGRESIÓN UNA: diez de mayo. El Misántropo, de Molière, versionado y dirigido por Miguel del Arco. Dos horas de teatro espléndidas. Obra brillantemente interpretada, con una puesta en escena plena de sentido e inteligencia. Proyecciones sugestivas y bien realizadas en una de las paredes del callejón donde se desarrolla la historia. Música e iluminación sugerentes, atinadas y gozosas. Diálogos frescos, vivaces, acertados y magníficamente articulados, con sentido del ritmo y originalidad. En cuanto a la historia en sí y su adaptación, no por conocida en cuanto a las maquinaciones de supervivencia humanas resulta menos interesante porque las situaciones están creadas e interpretadas con garra, gracia y elocuencia. Ya se sabe, si no juegas, enloqueces o mueres. La coherencia, la sinceridad, la honradez a ultranza, solo llevan a la locura y a perder el «juicio por defecto de forma» como bromea Alcestes, el protagonista. Filinto, su amigo, es uno de los personajes clave. Aporta un contrapunto irónico a la perniciosa obsesión de Alcestes, un cinismo saludable y sonriente. Entiende la vida como lo que es, un juego de máscaras. No así Alcestes, y claro, el fatídico protagonista llora y se retuerce de impotencia. Personaje trágico que renuncia a la vida satisfecha y autocompasiva a cambio de una ridícula obsesión, supuestamente pura y plena. Un mártir, un tonto; pero como me pasa con todos los tontos místicos no puedo evitar empatizar un poco con él (será porque tengo algo de ambas manías). No hay salida: representar, disimular; jugar o morir. Se queda solo porque nadie quiere saber nada de alguien que no se ayuda y, de paso, a los que viven alrededor. Estamos todos tan desorientados y exhaustos, tan necesitados, que por eso me extraña tanto el apabullante éxito de las religiones, de todas, tan estúpida y torpemente intransigentes, pero eso es harina de otro costal.
PS: esta vez no es necesario porque, una vez escritas estas impresiones cayó en prensa la referencia crítica de Ordoñez (mi oráculo teatral) y esta vez estábamos de acuerdo en todo: a él le gustó muchísimo y a mí también. 

Pepe Fuentes ·