9 AGOSTO 2014

…Qué es lo que mueve a este hombre a mostrar sus genitales con tanta naturalidad exhibicionista? No lo sé. Él decide, luego está bien así. Y el decoro…qué más da eso, en ese momento no tenía ninguna importancia. No así una cierta elegancia, tan importante, me parece; y este hombre no se conducía elegantemente, todo lo contrario. Ya su cuerpo parece un atentado contra la belleza y el buen gusto. De su cara no sé, porque no se la vi (mi cámara tampoco). Bien es cierto que para follar hay que desnudarse, pero para seducir, desear y ser deseado mejor vestidos. Dónde queda el placer del juego y la posibilidad erótica sin nada de ropa? En ninguna parte y eso lo saben bien los «naturistas» porque son una especie reaccionaria de ascéticos doctrinarios asexuados. Curiosa y paradójicamente las religiones tienen un sentido infinitamente más desarrollado del erotismo, juegan desde tiempos inmemoriales a la mórbida relación erótica con las vestimentas (de eso Luis Buñuel sabía mucho). No, no me gustan los nudistas porque pervierten los cuerpos utilizándolos como antídoto del destino más importante que puedan tener, que no es otro que el sentido carnal, sacrificándolo a dudosos «estilos» de vida «sanos» y maniáticos. Así que lo de este individuo no lo entiendo, pero si él lo quiso, bien estaba, a pesar del escupitajo a la estética y el buen gusto. Y al deseo y el erotismo. «Lo ineluctable de las relaciones sexuales es que son ambivalentes. No están vinculadas a la desnudez, sino al desnudamiento». Pascal Quignard