2 DICIEMBRE 2014

© 1983 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1983
Localizacion
Toledo, (España)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD PAN F 50
Fecha de diario
2014-12-02
Referencia
7393

DIGRESIÓN UNA (2ª parte): Olive Kitteridge, (2014). Eran dos capítulos y cuatro partes. Ante el segundo sentí una gran expectativa por ver como continuaba la vida de Olive y sus gentes. Frances sabía cómo dar vida a una mujer compleja, diferente, sentimental y familiarmente frustrada pero con una resistente y adusta entereza. Nunca tocaba a nadie, nunca reía, para qué, si nada tenía maldita la gracia. La vida se le había jodido en algún momento, tal vez cuando la indecisión pudo con ella y a partir de ahí, los compañeros de reparto de su función, no le dieron tregua. A medida que la historia avanzaba era previsible que todo se ensombreciera más y más; el paso del tiempo y el decaimiento del cuerpo se harían tristemente notorios. A esas alturas, tan tarde ya, en la vida de los protagonistas, una vez que se han consumado tantas y tantas cosas, tan sórdidas y desesperadas, ya casi no quedaba margen para nada. Los alumnos se habían hecho mayores, había llegado la jubilación, los amigos seguían siendo sombras sin perfiles, ni nombres, ni textura. La familia había desaparecido de su paisaje cotidiano y ya nadie esperaba nada de nadie. Hasta el perrito envejece vertiginosamente. Han sido vidas secas, duras, aunque también desesperadamente anhelantes. Menos mal que, al final, aparece un personaje interpretado sutil y sensiblemente por un breve e intenso Bill Murray que llena la pantalla de luz. A partir de Bill, todo es posible. Al final de la historia, el horizonte frente a Olive se despeja. Por fin es la única dueña de su tiempo; lo único malo es que está cansada después de una epifanía interminable. En su vida no han existido los abrazos, al menos los que ella habría deseado, por eso el que cierra esta sobrecogedora historia, frente a una ventana abierta, es tan emocionante, tan vital, tan esperanzador, tan vibrante. Aunque lo que esté por venir dure poco, dará igual, porque por fin será un tiempo de verdad, ligero y sonriente, sin innecesarios e insoportables pesos, feliz y reparador.    

Pepe Fuentes ·