…A comer vino Rostand, el segundo hijo de Manolo y Tete, al que hacía más de treinta años que no veía. Claro, él ya es otro, aunque de eso nunca se puede estar seguro del todo (yo, por ejemplo, sigo siendo demasiado igual al de entonces). Físicamente, ahora, mantenía reflejos del niño que fue, o al menos eso me parecía. Es un hombre de cuarenta años que aún tiene por delante un largo camino que recorrer y en el que se irá encontrando con oportunidades y muchas cosas por hacer, que indudablemente hará. Hablamos sobre diversos aspectos importantes para él: sus hijos, una chica y un chico que no vimos, sus aficiones, especialmente la música, cuestiones profesionales, sociales, el sitio web que ha creado para mostrar la obra de su padre y algunas cosas más. Ah, y de nuestros recuerdos de la época en la que los visitaba con Gabriel, dos años menor que él…
30 DICIEMBRE 2014
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