28 ENERO 2015

DIGRESIÓN DOS (2): Boyhood (2014) guión y dirección: Richard Linklater. Lo cierto es que apenas sabía nada de la película. Me documenté un poco con entrevistas y críticas y no, no estaba en lo cierto; la película era pura ficción, pero eso sí con la excepcional e inverosímil circunstancia de que se desarrolla con los mismos protagonistas a lo largo de doce años. El planteamiento era inusual y trivial al mismo tiempo: la evolución física de los actores en una misma historia. La noche en que la vimos me pareció que su recurso principal, sobre el que descansa su virtud más visible y del que tanto se ha hablado, los saltos tranquilos en el tiempo con los mismos atletas, solo eran pura anécdota (los árboles no dejaban ver el bosque, pero el bosque no era intrincado ni misterioso). A fin de cuentas no dejaba de ser una narración naturalista o costumbrista y lo peor: elusiva. El paso del tiempo y las consecuentes transformaciones físicas de los intérpretes me sonaban a puro artificio, a recurso facilón para epatar y por tanto pueril ya que no estaban conectadas a la encarnadura dramática de todo tránsito de la niñez a la juventud. También el natural y concebible transcurrir de los padres: de una ilusionada juventud a una cierta y desencantada madurez. Sí, todo eso pensaba el viernes por la noche, me crecí mucho con esos argumentos a pesar del whisky y la mirada atónita de Naty…