DIGRESIÓN DOS (2): El mentiroso, Henry James. Una vez más se me está yendo de las manos mi comentario sobre una obra, literaria en este caso. Vuelvo entonces a la excelente y ligera novela corta de Henry James, algo que me resuena y alude: «No tenía imaginación, pero había llegado a algunas conclusiones a partir de sus sentimientos y de ciertas reflexiones sobre la vida». Sí, quizá llevar una vida aceptablemente digna no sea tan difícil, solo hay que poner algo de vitalidad, sentido común, no dejarse engañar demasiado por las grandes mentiras que sostienen a gran parte del género humano, y no mentir groseramente porque eso es un insulto a los demás. La mentira rompe las reglas del juego de las relaciones humanas: si intentas engañarme ya no puedo confiar en ti luego, cuando hables, no te escucharé y entonces mejor olvidarnos de lo nuestro. Al menos, si hay que mentir, siempre es conveniente y necesario hacerlo bien, con sutileza, elegancia y levedad. La diferencia, me parece, entre un tonto que miente (insoportable) y alguien que también lo hace pero que puede llegar a un nivel sumamente interesante está en el Arte, tabla de salvación para tantas cosas. Lo dice, de algún modo, Henry James:«Lo real representa para mí las cosas que verdaderamente no podemos desconocer de un modo u otro, de alguna manera… (…). El romántico en cambio expresa las cosas que nunca podremos conocer directamente, las cosas que sólo pueden alcanzarnos a través de magníficos desvíos y subterfugios de nuestros pensamientos y deseos».
4 FEBRERO 2015
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