Pequeña crónica y noticias de mis insustanciales vivencias recientes: No, no me ha ocurrido nada de nada últimamente. Creo que me aburro un poco. Terminé hace unos días el periodo invernal: copiado en laboratorio. Ahora toca fase primaveral, es decir, salida a los campos, pueblos e improbables escenarios a realizar toma. Pero estoy en crisis y no tengo ni idea de lo que quiero fotografiar. Estoy paralizado, sin ideas y con poco impulso, y lo que es peor: escaso deseo. Así que llevo desde primeros de marzo pensando en comprarme un perro para que me acompañe en mis desventuras. Dudo, porque me gustan mucho los perros y me temo que le haría infeliz, al pobre. A Naty le encanta el Pastor belga Groenendael, a mí también; tuvimos uno hace años, Kher, justo el que aparece en la fotografía. Fue un magnífico perro pero se escapó y le atropelló un coche. Ahora, vuelve con fuerza la idea de otro igual, pero resulta que a mí me parece demasiado grande: sería él el que me conduciría y no yo a él. Naty se resiste: quiere un Groenendael y esa es nuestra negociación de estos últimos días. Yo pienso en un perro mediano de pelo corto, pero no sabía cuál hasta que azarosamente me tropecé con el Pinscher alemán y me encantó, aunque al parecer es hiperactivo y eso me preocupa, porque yo de explosivo, nada de nada. Para convencer a Naty de mi preferencia, además de abrumarla con fotos y vídeos del perrito, argumento que sería una opción más manejable para mí, que al fin y al cabo soy el que pasaría todo el día con él. Lo que no sé es si tiene conversación o no, o dicho de otro modo, no sé si aguantaría mis atribulados monólogos y las muchas tonterías que se me ocurren. Ya veremos en qué queda todo este lío.
26 MARZO 2015
© 2000 pepe fuentes