7 NOVIEMBRE 2015

© 2015 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2015
Localizacion
Toledo (España)
Copiado máximo en soporte baritado
2
Fecha de diario
2015-11-07
Referencia
7680

BREVES OBSERVACIONES Y PROPÓSITOS SOBRE MI VIDA SOCIAL VII:
Me da pereza ponerme en contacto con personas para charlar un rato e interesarme por su vida y sus cosas y así insuflar algo de vitalidad y calor a mi vida social. Es un buen propósito, supongo, o al menos de eso vengo hablando. Pues bien, el otro día llamé por teléfono a un amigo (bueno, ahora ya no sé si lo es o solo lo fue) de hace algo más de cuarenta años; llevaba casi dos sin hablar con él (por algo sería, sospecho). El caso es que lo llamé y charlamos durante una hora y media, nada menos. Sí, todo ese tiempo. Se me hizo largo, muy largo. Mi antiguo amigo habló de sus cosas, es cariñoso y comunicativo, sin duda. Y muy hablador. También se interesó por las mías (casi más que yo). Uno de los problemas técnicos de la conversación era que mi amigo iniciaba el desarrollo de una idea o un hecho y yo veía venir el desenlace desde las primeras palabras, pero este no llegaba hasta diez minutos después y claro, mientras, me impacientaba y distraía. A veces, intentaba introducir alguna variante revulsiva, pero no me servía de nada, porque mi amigo volvía a lo suyo, al discurso que conocíamos los dos (a él seguro que le pasaba lo mismo conmigo). Y nada, vuelta a empezar con la plomiza dinámica de intercambiar naderías. Dicho así, puede parecer que yo ofrecía algo sobre algo, que era el listo del diálogo y mi amigo el tonto, pero que va, ni mucho menos, yo era mucho más tonto que él, porque además de no decir nada mínimamente interesante, en ningún momento logré sorprenderme con algo nuevo que me provocara la conversación (y encima la llamada era mía, aunque por un propósito épico: vitalizar mi vida social). Me expresé perezoso y previsible. Me aburría a mí mismo. Y es que no, no puede ser, llegados a un punto del tiempo, o al menos a mí me pasa, estamos sin liquidez, sin existencias para comerciar socialmente. Los más jóvenes están en otro estadio (como el incasable engendrador de hijos del otro día) y los contemporáneos ya no tenemos proyectos que intercambiar o al menos contar. Aunque quizá la clave esté en que hay que dar con personas con contenido, interesantes y, lo más importante, con sentido del humor para reír un rato. Pero lo de mi remoto amigo y yo ya no tiene solución, porque ninguno de los dos tenemos sentido del humor, somos sosos hasta el bostezo y así no hay modo. Plano, plano, plano fue el asuntillo de la innecesaria y voluntariosa llamada. No le volveré a llamar. Seguro. Total para qué, para aburrirnos aún más de lo que estamos calladitos…    

Pepe Fuentes ·