DIGRESIÓN UNA (2ª). Arenas Movedizas. Henning Mankell (2015).
Mankell escribió decenas de libros en su vida y es especialmente conocido por su literatura policiaca y su personaje fetiche, el detective Kurt Wallander (ahora estoy probando golosamente con una de ellas: Asesinos sin rostro). Pero de lo que quiero hablar hoy, y también mañana, y hasta pasado mañana, tal vez, es de sus memorias. Que no lo son en sentido estricto o tal y como suelen ofrecerse, sino como reflexiones y tempos vitales tangenciales y sumamente elocuentes sobre el significado de vivir. En ningún momento pretende que su relato sea totalizador de nada. Él no se siente en poder de ninguna verdad, solo es un hombre que ha vivido durante un tiempo relativamente largo y que siempre ha pretendido ser honesto y coherente con su modo de ser y estar: «La vida es el arte de sobrevivir. En el fondo, no es nada más». H. M. Podría incluir decenas de citas, de relámpagos de sabiduría ejemplar de cómo ha hecho y ha resuelto su vida, pero no van de eso estas anotaciones, sino solo de unos apuntes a modo de homenaje, respeto y conformidad admirada a su obra y a su gesto titánico de última hora: «La vida es un viaje tumultuoso entre lo que nos causa miedo y lo que nos da alegría. En el mejor de los casos logramos atesorar buenos recuerdos a lo largo de ella. Por más que, en nuestro mundo, sean demasiadas las personas que se ven obligadas a olvidar para vivir». Henning Mankell
14 NOVIEMBRE 2015
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