Mis actividades de un día cualquiera: catorce de Enero I. Sin ilustración fotográfica objetiva o naturalista o como se quiera definir, pero sí metafórica. No suelo fotografiar mi vida, salvo cuando lo hago, pero casi siempre por cuestión indiferente al hecho testimonial o al diario. Si así fuera sería una simpleza periodística.
6:00 AM. Me levanto, desayuno y saco a Charlie Brown a la calle. Más bien se saca solo (sube un pequeña cuesta, la de mi calle, llega a una zona de tierra, mea y baja otra vez a casa).
6:30 AM. Subo al estudio y trabajo en mis cosas (en realidad no trabajo, me entretengo en actividades gustosas)
7:30 AM. A veces pienso que el diario debería consistir en un detalle pormenorizado de cada una de las cosas que hago, sin más. El contenido lo tendría resuelto. Lo peor serían las imágenes, aunque ayudándome de soporte digital podría resolverlo fotografiando la comida, por ejemplo, como hace alguna gente, según tengo entendido. O tal vez fotografiar mi cara o mi culo y así todos los días.
7:40 AM. Dejo de pensar en el diario «artístico» y me ocupo de las actividades, banales e hiperrealistas, cotidianas: bajo a la cocina a preparar la comida y el tratamiento de Charlie Brown. La medicación es por su enfermedad neurológica (que ha contraído por la corrosiva convivencia diaria conmigo).
7:50 AM. Naty se va a trabajar para conseguir el dinero que necesitamos para los tratamientos de Charlie Brown y para que yo pueda seguir sin hacer nada de provecho. Vuelvo al estudio a seguir con mis actividades gustosas y absolutamente estériles pero, es que, «…soy las palabras inútiles que escribo». Masoliver Ródenas (seguirá)
5 FEBRERO 2016
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