8 MARZO 2016

© 2015 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2015
Localizacion
Berlín (Alemania)
Soporte de imagen
-120 MM- TRI-X 400 (800)
Fecha de diario
2016-03-08
Referencia
4592

DIGRESIÓN OCHO. Dancing Arabs  (Mis hijos), Israel (2014). Director, Eran Riklis. Guión, Sayed Kashua. Intérpretes: Tawfeek Barhom, Ali Suliman, Razi Gabareen. Una bonita historia repleta de sentimientos impecables. De fondo, el conflicto palestino-israelí; más allá, el de occidentales-árabes o musulmanes; y más allá, el de la discriminación por raza o creencias; y más allá el de la bondad y la ciega y maligna intransigencia; e incluso, todavía más lejos, la imposibilidad de amar por razones ajenas al hecho amoroso. Con cuál quedarse? Tal vez con todas y con ninguna. La virtud indudable de la película es el pulcro y vigoroso ritmo del relato, las excelentes interpretaciones y lo creíble que puede llegar a ser la bondad, la inteligencia y la voluntad de ser. Aunque parezca mentira todas esas bondades se dan en el joven protagonista. Todas las imaginables las atesora el chico palestino, las observas con interés y no te dan ganas de vomitar por sobredosis de cremosas perfecciones por doquier; no, que va, todo resulta muy bonito  y natural. No sé si no se me estará reblandeciendo el espíritu o es que yo también soy un buen tipo que siente efectos reflejos en la inmensa generosidad de los personajes que habitan en la historia. La película, durante hora y media, me provocó la inefable sensación de la comunión entre bondades, las suyas y las mías (estas últimas solo las presupongo). Hasta un sencillo portero de una residencia de estudiantes israelí trata a nuestro palestino con una consideración exquisita. Hay una sola excepción, una familia judía que muestra la peor cara racista, pero los señores Kashua y Riklis tienen la inmensa consideración con los buenos espectadores de no enseñarnos su fea jeta. En el colmo de la combinación florecida entre lo blanco y lo negro y viceversa se produce un inverosímil intercambio de identidades y lo que era negro pasa a ser blanco, y lo blanco descansará eternamente en la tierra de los negros. Emotiva, y sencilla, y creíble, y deseable, y utópica, y bonita, muy bonita. Todo. Gran película.

Pepe Fuentes ·