LO QUE VI UNA MAÑANA CUALQUIERA I (fotográficamente, claro, en tan solo dos horas). Nada en especial. Formas, sombras, texturas. Todo muy fácil, ahí, al alcance de la mano y del objetivo; pero todo sabido ya. Quizá. No, no es que quiera hacer un permanente y estéril ejercicio de autocensura, bordeando el masoquismo, no, no es eso, sino que no me costó nada hacer las fotos de estos días: solo miré llevando la cámara y allí estaban, imágenes como ésta. Algunas. Podía hacerlas o no, pero las hice. Encuadré, pulsé el disparador, di media vuelta y me alejé. Aportan algo nuevo? Evidentemente no. Pero a mí qué coño me importa lo nuevo en el lenguaje fotográfico: nada en absoluto, -estaría bueno que ahora me preocupara por eso-. Y lo viejo (que es lo mío), menos todavía,-estaría bueno que ahora me preocupara por eso. -Y entonces qué te preocupa o te interesa, -me pregunto- Me contesto que -La Primavera-, que es como no decir nada, pero que al menos me ayuda a eludir el opresivo silencio que predomina en la relación conmigo mismo. Por eso debí hacer, muy intuitivamente, esta fotografía. Continuaré mañana con el asunto de las fotografías fáciles y viejas ya…
7 JUNIO 2016
© 2016 pepe fuentes