MIS ÚLTIMAS LECTURAS (desordenadas e impulsivas). Que empiece la fiesta, de Niccolò Ammaniti; Me ha decepcionado Ammaniti, a pesar de que lo terminé y de que es una narración ágil y delirante, muy divertida y ocurrente. Sumamente entretenida, pero de la que esperaba algo más de alcance. De esta novela, no obtuve ningún botín en modo de cita seria para alimentar este diario. Sí, eso me gusta mucho, pillar citas de otros para cubrir mis agujeros, mis simas de insuficiencia. Me digo: a ver si entre lo poco que se te ocurre a ti, tío, y lo mucho que se les ocurre a los demás, consigues hacer algo con sentido. El Ruletista, de Mircea Cartarescu, de este autor, algunos relatos sueltos también. Cartarescu ha sido otra cosa, grave, misterioso y fatal. Gran relato corto que leí con sumo interés. De esta obra sí he sacado cosas provechosas para mi entendimiento. Autor rumano, completamente desconocido para mí, al que seguiré leyendo, sin duda. «Quizá no viva dentro de una historia importante, quizá sea tan solo un personaje secundario pero, para un hombre que afronta el final de su vida, cualquier perspectiva es preferible a la de desaparecer para siempre». Mircea Cartarescu. Por último, Un árbol caído, de Rafael Reig, autor al que tampoco conocía. Lo he pasado estupendamente con esta novela porque sus personajes tienen todavía pegada al culo la última parte de la historia de este país. Como yo. «No pude evitar pensar que Lola estaba viviendo una segunda juventud, esta vez como farsa en lugar de tragedia. La vejez es otra adolescencia, pero desfigurada, reflejada en un espejo cóncavo. Como los adolescentes, los viejos se encuentran de repente encerrados en un cuerpo distinto y desconocido, en el que se sienten torpes y que les hace tropezar con los muebles; sufren alteraciones de carácter y un interés turbio (y a menudo compulsivo) por el sexo, menosprecian a los adultos (a sus padres o a sus hijos) y sienten tanta curiosidad como miedo hacia lo que tienen por delante. El principio y el final de la vida adulta se parecen, aunque deformados, como si se burlaran el uno del otro». Rafael Reig. Es curioso, casi todas las citas extraídas, o al menos muchas de ellas, giran en torno a lo mismo: el paso del tiempo y la decadencia. Sospecho por lo que es. De todas formas, para disimular, hoy traigo al diario un autorretrato de hace diez años, que no creo que consiga evitar que me dé por aludido.
19 JULIO 2016
© 2006 pepe fuentes