13 AGOSTO 2016

© 1985 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1985
Localizacion
Nazaré (Portugal)
Copiado máximo en soporte baritado
3
Fecha de diario
2016-08-13
Referencia
856

HIROSHI SUGIMOTO Y LA FOTOGRAFÍA (el final de la historia). En nuestra excursión a Madrid,el sábado día once de julio por la mañana, además de a Plossu, también visitamos a Hiroshi Sugimoto en su exposición Black Box. Muestras muy distintas en cuanto a fundamentos técnicos, mirada y sentido filosófico, aunque en esto último, quizá no lo sea tanto. Se componía de una selección de sus más célebres series: mares, cines, dioramas, retratos, campo de rayos. Admiro hasta el asombro la obra de Sugimoto. Técnicamente impecable; ya de por sí, exponer en placas de 20,16 x 35,2 centímetros es situarse en otra dimensión del hecho fotográfico, tal y como se conoce comúnmente. Los positivos, en gran formato (no supe la medida, pero debía ser en torno a 1,5 x 2 metros) eran de una perfección rayana en el prodigio. «Para mí la técnica es muy importante. Mi concepto se ajusta a sus límites. Veo lo que la cámara puede ver. Siento como si me volviese una cámara. Mi mente es una cámara oscura». Hiroshi Sugimoto.  Obviamente, trabajar con esos parámetros y con ese nivel de perfección formal, no solo conlleva una extrema dificultad sino que, también, comporta el desarrollo de un cuerpo filosófico que articule, amalgame y oriente tan monumental obra. En su caso, el conjunto de su trayectoria y logros alcanza un hito en el lenguaje fotográfico de una extraordinaria solidez. Se podrán compartir sus criterios o no pero, lo que es indudable, es que su manera de hacer es rigurosa, profunda, lúcida y respetuosa hacia la fotografía como disciplina artística tal y como se ha entendido hasta hace nada. Sugimoto, me parece, siempre ha querido ir más allá, penetrar en el alma del mundo a través de los temas elegidos. Sus series, representaciones de la capacidad de la fotografía combinada con el talento, alcanzan y desvelan secretos del mundo solo al alcance de los grandes creadores. Dice Sugimoto, en una original analogía sobre la vida y su modo de fotografiar: «Una diferencia entre la cámara y el ojo humano es que el ojo no tiene obturador. De modo que es como si hubiera una exposición continua. Cuando uno nace empieza la exposición. Cuando uno muere se cierra. Es la única exposición. La vida es una larga exposición»…

Pepe Fuentes ·