10 SEPTIEMBRE 2017

MICROVIAJE EN PLENO SOFOCO VERANIEGO III. Decidimos parar, cómo no. No tenía sentido que siguiéramos cuando ya teníamos claro que Santa María de los Ángeles nos la habíamos dejado atrás. Nos encontramos con una aldea de varias calles, un convento y una iglesia. Todo el conjunto se encontraba en perfecto estado de conservación, con paredes de blanco refulgente. Paseantes ensimismados deambulaban por el recinto, a los que dábamos los buenos días educadamente. No nos contestaban. Parecía que iban mirando hacia dentro y por eso nos ignoraban. Sí, debía ser por eso. O iban hablando con Dios y no se iban a distraer saludando a unos seres espiritualmente desorientados como nosotros. En todo momento nos siguió un perrito que decidió ser nuestro cicerone. En el frontispicio de entrada a la zona de la Iglesia, decía que allí había un convento llamado: Carmelitas Descalzas de Nuestra Señora de la Sierra. Nos acercamos a la puerta de la Iglesia, a la derecha se encontraba la puerta del convento y el torno desde donde se podía hablar con las monjas de clausura. Pensé en llamar, para charlar un rato, pero Naty me preguntó si tenía algún tema de conversación de interés mutuo y tuve que reconocer que no, así que desistí. Además, desconocía las fórmulas más adecuadas para dirigirme a personas con tan alto nivel de compromiso con su creencia (nada menos que no ver a nadie, solo a Dios) …