8 NOVIEMBRE 2017

ESTOY PINTANDO MI CASA, o repintando, porque ya estaba pintada. Cambio de colores. Lo que era un insustancial color crema será azul, y lo que era anaranjado será morado, y lo que era una especie color tierra será gris, y lo que era blanco ahora será azul verdoso, y así todo, o casi todo, porque lo que era rojo lo seguirá siendo, y lo que era amarillo también. En cuanto a la decoración fotográfica, casi todas las fotos de cincuenta por sesenta las cambiaré por otras de veinte por treinta y compondré apretados mosaicos, de cambiantes y ligeramente desordenadas temáticas. Seguiré manteniendo los grandes mosaicos (Naty, mí sexagenario y los noventa y dos retratos que ocupan una alta pared). Repartidas por la casa, habrá algunas decenas de fotos mías, demasiadas tal vez. También habrá una poquita obra de Naty, Carlos Villasante, Manolo Elegido, Masao Shimono, Harumi Shimono, Manuel Alonso Reguilón, Pablo Sanguino, Federico Dietl y un tal Guerrero, del que ahora no recuerdo su nombre, un buen dibujo con un tema de jazz, homenaje a la película Round Midnight. También cambiaré de plantas en los patios y el orden de los infinitos e inútiles objetos del sótano. Cambiaré y cambiaré cosas de escasa importancia y me cansaré mucho, hasta la extenuación, pero lo que no cambiaré seré yo, que seguiré con mi estúpida y aburrida vida (ni siquiera cambiaré de vestimenta y tampoco de costumbres). Menos mal que no me duele nada, salvo que la ilusión de vivir está seriamente dañada, pero qué más da.