31 DICIEMBRE 2017

UN CUENTECITO DE CALENDARIO I: el año termina hoy, pero no tengo nada interesante que decir. No hace mucho tiempo, en un día como hoy, escribía en este diario cosas que me hacían sonreír; incluso lo enviaba a las poquísimas personas que conozco a modo de saludo o felicitación. Esas personas se han reducido a casi nadie, al mismo tiempo que mi desgana ha aumentado exponencialmente (no sé exactamente lo que significa esa palabra, pero me suena a mucho y rápido, luego me vale). Pues bien, una vez dicho esto, no tengo más que decir; quizá, únicamente, que en este jodido y estúpido año que por fin acaba, aparte de publicar una nueva versión de esta web (que me ha costado meses confeccionar; a cualquier persona de inteligencia normal le habría supuesto la mitad de la mitad que a mí), ir a India y pintar mi casa (lo cual han hecho dos especialistas en el asunto, llamados pintores), nada más me ha sucedido. Ah, se me olvidaba, he soportado entre y diez y doce neurastenias persistentes (más o menos una por mes). Un puto asco de año. Por mí puede perderse en la informe y oscura tirando a negra enmarañada bola donde van a parar los años pasados de mi vida. Apenas lo recordaré, como a todos los demás. Así es la vida invisible e invivible (por falta de aliento vital) y solo soportable. Continuará mañana.