25 FEBRERO 2018

© 2017 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2017
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD PAN F 50
Fecha de diario
2018-02-25
Referencia
8348

DIGRESION SEIS (dos). Ordesa, Manuel Vilas. Editorial Alfaguara. El porqué de esta obra parece claro: un hombre, un ser humano que se aprecie como tal, en algún momento debe acometer la ineludible epifanía de acercarse a la verdad de su vida, la suya, y no hay mejor y más idóneo lenguaje que la palabra. Sin intermediarios, versus psicoanalistas: uno y la hoja en blanco, y el pasado, porque sin pasado nada somos. Y los padres, especialmente su padre, con el que predominó el silencio. En la generación de Vilas (que también, más o menos, es la mía) no había diálogo con los padres, casi tampoco con las madres, aunque algo más. Los padres eran esfinges doradas, mudas, herméticas, inalcanzables. Dice Manuel Vilas: “Es como si mi padre no hubiera querido estar vivo para mí, quiero decir que no quiso revelarme su vida, el sentido de su vida: ningún padre quiere ser un hombre para su hijo. Todo mi pasado se hundió cuando mi madre hizo lo mismo que mi padre: morirse”. Mi padre tampoco habló nunca conmigo, con la diferencia de que el mío murió veinticuatro años antes que el suyo. Y, además, para mi mayor tristeza, el mío nunca me llevó de la mano por la calle, como el suyo a él. Tampoco había contacto físico entre mi padre y yo, como le pasó a Vilas: “Esa cadena de la frialdad a la hora de tocar el cuerpo de nuestros progenitores, ¿de dónde viene? Hay en esa frialdad, en esa asepsia, un alto grado de inhumanidad, o de miedo, o de cobardía, o de egoísmo. Es una disposición genética”. Pero no, no podemos extirpar nuestra condición de hijos de nuestra vida, ni la de padres, y eso es pavoroso y grandioso al mismo tiempo. Yo me acuerdo cada día de los míos, de mis padres, estoy constituido por ellos, soy ellos, aunque ya no tengo claro si realmente los quise. No, no lo sé, porque estaba demasiado ocupado en conjugar mis tristes desdichas e imposibles anhelos. La paternidad y la maternidad son las únicas certezas. Todo lo demás casi no existe”. Manuel Vilas…

Pepe Fuentes ·