DIGRESIÓN OCHO. Perfectos desconocidos (2017) España. Guión: Jorge Guerricaechevarría, Álex de la Iglesia (Remake: Paolo Genovese, Filippo Bologna, Paolo Costella, Paola Mammini, Rolando Ravello), Dirección: Alex de la Iglesia. Intérpretes: Belén Rueda, Eduard Fernández, Ernesto Alterio, Juana Acosta, Eduardo Noriega, Dafne Fernández, Pepón Nieto, Beatriz Olivares. A mí no me gustan las historias de enredo, en cine o en cualquier otro formato. Sí me gustan las comedias, pero como casi todas son de enredo, no veo ninguna. Es el altísimo precio que pago por haber sido hijo único (no conozco hijos únicos chistosos), haberme criado aislado (de otros niños), haber vivido en Toledo (ciudad desoladoramente triste), haber leído mucho a Unamuno (en la post adolescencia), no haber sabido bailar en los guateques (a mí solo me gustaba meter mano), no haber sido capaz de practicar deporte con un mínimo de habilidad (ningún deporte, y probé varios), haber tenido siempre la sensación de haber sido un paleto y, por si fuera poco, un amante mediocre (las mujeres que me buscaban, no lo hacían por mis habilidades eróticas, lo he sabido siempre; lo que no he conseguido saber nunca es por qué era). Podría seguir pero, para qué. Como introducción de lo que quiero decir sobre la última película de Alex, ya está bien. Por el contrario, él, de la Iglesia, es un tipo con un enorme sentido del humor y capaz de hacer unas comedias estupendas, como Perfectos desconocidos. Qué gran diferencia entre Alex y Almodóvar, en beneficio de Alex, claro, debe ser porque es vasco que son muy chistosos (supongo) y el otro es manchego, como yo, que de graciosos tenemos poco. Bueno, a lo que iba, la película: interesante, ágil, dinámica, negra, vitriólica desde el primer minuto. Por si fuera poco, está realizada con una pericia técnica y narrativa de gran cineasta. Da un poco igual las interioridades de los personajes de la historia, supongo que son corrientes, o quizá no tanto, porque normalmente no hay personajes así por el mundo, yo al menos no me los encuentro (bromeaba con Naty comentando que si nosotros quisiéramos practicar un juego como el que propone la película, nos pasaríamos toda la noche mirando el móvil sin recibir ni un puto mensaje, ni correo, ni llamada, ni nada). Lo más importante es cómo cuenta de la Iglesia la boutade, el ritmo, el equilibrio y las soberbias interpretaciones de los personajes. Todos están grandes. Magnífica película. Quizá, mi entusiasmo radica en que es una obra de teatro filmada esplendorosamente, y claro, a mí me entusiasma el teatro.
30 MARZO 2018
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