Y ESTO TAMPOCO (Digresión). Desde hace unas noches, bastantes, a la hora Zen televisiva (21 horas) nos situamos frente a la pantalla a ver OZ, espléndida y despiadada serie carcelaria de HBO (1997-2003). Seis temporadas y cincuenta y seis episodios, nada menos. Cincuenta y seis horas dedicadas a una historia son demasiadas, tantas como los numerosos protagonistas, fijos y eventuales, que articulan la serie. Los eventuales son los que mueren enseguida, y son muchos. El guión, la realización e interpretaciones son espléndidas, irreprochables en verismo y tensión dramática, o más bien trágica. La fragilidad y perversión de la naturaleza humana que los autores nos colocan delante, en la mesa de disección de almas, voluntades y destinos, son de una crudeza difícil de soportar. Desde la desesperación, el pánico y los instintos, la naturaleza humana puede alcanzar cotas de degradación inimaginables, pero creíbles y entendibles, al menos en esta desoladora historia. A pesar de que todas las noches me enfado un poco con Naty, entusiasta de esta serie (aunque luego diga que no le gustan las historias de terror, y está va más allá del puro terror), por el excesivo tiempo que dedicamos a la terrorífica serie, es absolutamente recomendable: de lo mejor que hemos visto nunca en series. Claro, la foto de hoy es una jodida broma comparada con el escozor que provoca la brutal OZ.
10 ABRIL 2018
© 1986 pepe fuentes