27 MAYO 2018

© 2018 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2018
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL-
Fecha de diario
2018-05-27
Referencia
8448

OCHO DE MAYO, UN DÍA ACIAGO. Capítulo VII. No se creía nada de lo que les había contado y, además, suponía que yo tenía oscuras intenciones para sus intereses (ahora ellos están en el proceso de venta de esos terrenos, incluida la casa; operación sensible para una cierta corriente de opinión en contra, como la de los ecologistas, a los que no les gusta nada que las cosas cambien y mucho menos los paisajes) pero me pareció que a él tampoco le interesaba hacer ruido, aunque quería asegurarse mi vasallaje. Como me vio entregado y atemorizado me exigió imperativamente mi documento de identidad para fotografiarlo y me advirtió que, si ocurría algo que le desagradara (como que aparecieran fotografías en algún medio), o si yo volvía por allí, me denunciaría y, además, debía arreglar la dichosa reja. Esas eran sus condiciones a cambio de liberarme de más obligaciones, sobre todo legales. Yo, lo único que quería era largarme de allí y que el asunto se disolviera, así que le di el documento y lo fotografió con su móvil. No pensé que eso pudiera perjudicarme en nada salvo que con mi consentimiento aceptaba sumisamente que me pasara por encima, pateándome inclementemente. La situación empezaba a ser intolerable y yo debía reaccionar pero no sabía cómo. También me exigió que le diera el nombre de alguien con quién pudiera ratificar mi versión histórico-familiar pero yo no tenía absolutamente a nadie que le dijera que yo era quien decía ser. Esa posibilidad era sencillamente absurda y ridícula para mí. Lo hizo él, llamó al que al parecer era hijo del guarda que sustituyó a mi padre (el segundo por la izquierda en la fotografía de hoy era mi padre) y que vivió en esta misma casa (curiosamente ese guarda se llamaba como mi padre, Nicolás, y el hijo cómo yo; con diez años menos me reemplazó en las soledades del cerro del Acebuchal). El hijo del siguiente Nicolás ratificó mi versión (sabía que el guarda anterior a su padre también se llamaba como el suyo). Teóricamente, para ese contundente dueño de la situación, y desde luego poco sensible a las debilidades de la memoria, mi versión era cierta, luego podría haber aflojado un poco la presión, máxime cuando me tenía entregado…

Pepe Fuentes ·