15 JUNIO 2018

© 2018 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2018
Localizacion
Sintra, Regaleira (Portugal)
Soporte de imagen
-35 MM- ILFORD DELTA 3200
Fecha de diario
2018-06-15
Referencia
8487

DIGRESIÓN UNA (1): Podcast: Música y Pensamiento, de Radio clásica. El libro del desasosiego, de Fernando Pessoa. Selección y lectura de Mercedes Menchero Verdugo.
Ante cada cosa, lo que el soñador debe procurar sentir es la clara indiferencia que ella, en cuanto cosa, le causa.
Sabe, cómo un inmediato instinto, abstraer de cada objeto o acontecimiento lo que puede tener de soñable, dejando muerto en el Mundo Exterior todo cuanto tiene de real he ahí lo que el sabio debe tratar de realizar en sí mismo. No sentir nunca sinceramente sus propios sentimientos, y elevar su pálido triunfo al punto de mirar indiferentemente a sus propias ambiciones, ansias y deseos; pasar por sus alegrías y angustias como quien pasa por lo que no le interesa…
El mayor dominio de sí mismo es la indiferencia por sí mismo, estándose, alma y cuerpo, por la casa y la quinta donde el destino quiso que pasásemos nuestra vida.
Tratar sus propios sueños e íntimos deseos altivamente, en grand seigneur, (…), poniendo una íntima delicadeza en no reparar en ellos. Tener el pudor de sí mismo; percibir que en nuestra presencia no estamos solos, que somos testigos de nosotros mismos, y que por eso importa comportarse ante nosotros mismos como ante un extraño, con una estudiada y serena línea exterior, indiferente por hidalga, y fría por indiferente.
Para que no descendamos ante nuestros ojos basta con que nos acostumbremos a no tener ni ambiciones ni pasiones, ni deseos, ni esperanzas, ni impulsos, ni desasosiego. Para conseguir esto, acordémonos siempre de que estamos en nuestra presencia, que nunca estamos solos, para que podamos estar a nuestras anchas. Y así dominaremos el tener pasiones y ambiciones porque pasiones y ambiciones son desescudarnos; no tendremos deseos ni esperanzas porque deseos y esperanzas son gestos bajos e inelegantes; ni tendremos impulsos y desasosiegos porque la precipitación es una indelicadeza para con los ojos de los demás, y la impaciencia es siempre una grosería.
El aristócrata es aquel que nunca olvida que jamás está solo; por eso los usos y los protocolos son /atributo/ de las aristocracias. Interioricemos al aristócrata. Arranquémoslo a los salones y /a los jardines/ y pasémoslo a nuestra alma y a nuestra conciencia de que existimos. Estemos siempre ante nosotros con protocolos y usos, con gestos estudiados y para-(los)-otros”.

Pepe Fuentes ·