UN VIAJE A CÁDIZ, EN COMPAÑÍA DE CHARLIE BROWN (10). …Llegamos a Cádiz, capital de la provincia, a la una del mediodía, más o menos. Enseguida iniciamos nuestro habitual deambular urbano. Nos agradó mucho la ciudad, el trazado de sus interminables, limpias y tranquilas calles, jalonadas de una arquitectura noble, blanca y homogénea. Comimos en una terraza, al sol. Muy contentos, nos elogiamos por haber viajado hasta ciudades tan lejanas y bellas en este breve y despreocupado viaje. Nos sentíamos estupendamente con nosotros mismos, con la autoestima muy entonada y mejorada (en mi caso). La sensación tenía que ver con algo así como ¡¡¡hay que ver qué bien nos salen las cosas a veces!!! Sí, eso pensábamos en esos momentos, yo al menos, Naty creo que también. Después de comer, un largo paseo por calles elegidas al azar. A pesar de nuestro gusto por esa ciudad, no hice ni una sola fotografía en ella. Hasta Mister Brown se mostraba encantado, caminado delante de nosotros, muy estirado y moviendo el rabo feliz. En su primer viaje, Charlie Brown ha aprendido una cosa nueva: buscar el coche. Antes de llegar donde lo teníamos aparcado (en una planta sótano de un parking público), Naty, que es la que se inventa esas cosas, le pidió que buscara el coche; Charlie pegó el hocico al suelo, olfateó una rejilla que parecía un respiradero, avanzó unos metros y se dirigió a la entrada que estaba más allá. Sin dudarlo bajó las escaleras hasta la planta donde lo habíamos dejado, se adentró entre los coches y cuando llegó al nuestro se paró a esperarnos. Al menos nuestro perrito es un genio en lo suyo…
10 JULIO 2018
© 2018 pepe fuentes