VEINTIUNO DE JUNIO: TOCABA QUE ME LIMPIARAN EL COCHE 1. Mi vida cotidiana me parece de una simpleza aplastante (si fuera un tipo positivo intentaría arreglarlo con la sutileza que ofrecen las palabras y diría que es sencilla). Por qué hago está confesión innecesaria? Fácil, porque algo tengo que decir para rellenar días y días de diario y porque hoy me tocaba una tarea más o menos doméstica: llevar mi “furgo” a limpiar. La dejé a las ocho de la mañana. Me dijeron que volviera a recogerla a las diez. Mientras, paseé por la ciudad. Hacía muchísimo tiempo que no lo hacía. Me acompañaba mi perrito, Míster Brown, y mi vieja cámara pequeña. Qué vi en dos horas de paseo, o más bien qué fotografié, actividad que es como una especie de destilado estético-emocional de lo que uno –mira y a veces ve-: la escultura urbana Tres Aguas, de Cristina Iglesias, que me gusta mucho, en la Plaza del Ayuntamiento. Ya la había fotografiado pero lo volví hacer porque la luz y la hora, y sobre todo el día, era otro; aunque el riachuelo sobre lecho metálico sigue siendo el mismo, expresándose con una especie de flujos y reflujos, que no son consecuencia de la marea, sino de un regulador mecánico, supongo. Miré y miré, pero no, no había peces de colores…
29 AGOSTO 2018
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