25 SEPTIEMBRE 2018

DIGRESIÓN CATORCE (2).  Un enemigo del pueblo, de Henrik Ibsen. Adaptación libre y dirección de Álex Rigola. Intérpretes: Nao Albert, Israel Elejalde, Irene Escolar, Óscar de la Fuente y Francisco Reyes. Teatro Pavón Kamikaze, Madrid (8/9). La versión fue una síntesis proyectada de cuestiones políticas de actualidad a partir de la ya muy politizada obra de Ibsen  que, por supuesto, no superó en atrevimiento y osadía filosófica a la obra original, a pesar de que fue escrita en 1883. “Una compañía de artes escénicas recibe subvenciones públicas otorgadas por un partido político con ideales y acciones contrarias a su ética…” Alex Rigola. La libre adaptación de la obra tuvo varias lecturas, por un lado, la propia representación y el planteamiento ético que suscita y sus implicaciones con el momento actual y, por otro, quizá lo más relevante de la noche, traer a primer plano y debate la validez del sufragio universal, de la mano del propio Ibsen: “¿Todo el mundo tiene derecho a votar? ¿Está el pueblo capacitado para gobernarse a sí mismo?” Israel Elejalde, en un largo parlamento del protagonista (Doctor Stockmann) hacia el final de la representación casi asamblearia, cuestiona seriamente el valor democrático del sufragio universal. Israel incorpora un término al debate, Epistocracia, de un autor joven, filósofo y profesor, Jason Brennan, que, en la sinopsis de su obra Contra la democracia, adelanta: “Platón y John Stuart Mill, sostenían que el voto universal era un mal sistema porque da el mismo peso al voto de una persona completamente desinformada que al de una informada haciendo de esta manera demasiado vulnerable el sistema a la manipulación por parte de los políticos y formadores de opinión. Así como los acusados tienen derecho a un juicio justo los ciudadanos también tienen derecho a un gobierno competente”. Brennan, en esta obra: “… el poder del voto no debe obtenerse por el mero hecho de existir, sino que debe ser ganado. Sólo aquellos con un grado suficiente de información, de educación y de conciencia política, deberían tener en sus manos tan poderosa arma (…) la pregunta a plantear es la siguiente: ¿Por qué algunas personas tienen el derecho a imponer malas decisiones sobre otras?” Sigue Ibsen: “El enemigo más peligroso de la razón y de la libertad de nuestra sociedad es el sufragio universal. El mal está en la maldita mayoría liberal del sufragio, en esa masa amorfa.” Naturalmente, a todos los que cuestionan el sufragio universal, ni por lo más remoto se les ocurre pensar que ellos pudieran ser excluidos. A modo de confesión diré que yo soy de los que se abstienen en las elecciones por sentirme entre los que no tienen –un grado suficiente de información, de educación y de conciencia política-. Estas reflexiones nos llevaron prácticamente al final de la versión de Rigola…