DIGRESIÓN CATORCE (y 5). Un enemigo del pueblo, de Henrik Ibsen. Adaptación libre y dirección de Álex Rigola. Intérpretes: Nao Albert, Israel Elejalde, Irene Escolar, Óscar de la Fuente y Francisco Reyes. Teatro Pavón Kamikaze, Madrid (8/9). Desde el hecho meramente teatral, la representación resultó difusa, anecdótica y jaranera, y pareció que más bien habían utilizado al pobre Ibsen para plantear ahora la conveniencia de la “democracia participativa”, tan guapa, progresista y molona. ¡¡¡Una falacia que da carta de naturaleza ética a la pura y dura manipulación!!! A los actores los encontré desganados, con un perfil interpretativo bajo, como si no se lo creyeran o no les apeteciera el tinglado, o tal vez porque el hecho de dar entrada a espectadores y encima tener que contar votos (cosa que al parecer hacían, según han afirmado en una entrevista), les desconcentrara. En la obra de Ibsen los intereses son esenciales para todos los personajes y eso les hace manifestarse enérgicamente, con pasión. Nada de eso sucedió en la obra que vimos. No creo que el experimento de Rigola tuviera éxito esa noche, a pesar de que él se lo cree: “Por eso creo que es mejor aprovechar la gran baza que le queda al teatro: la posibilidad de conectar físicamente con el público y hacerle cómplice” Bueno, yo casi prefiero que no, a pesar de que esta ceremonia teatral me entretuviera bastante y de que me haya dado para cinco días de diario.
28 SEPTIEMBRE 2018
© 2018 pepe fuentes