UN VIAJE LEJANO, nada menos que a China (10) … Renunciamos a una clase de corte de papel chino que también nos habían programado. No nos apetecían en absoluto didactismos locales y, mucho menos, superar pruebas de habilidad manual. No habíamos recorrido diez mil kilómetros para semejantes idioteces. Me parece que las agencias de turismo, con la complicidad de los indulgentes turistas, programan generalidades supuestamente “interesantes”. Nos lo merecemos por poco esforzados. El caso es que nuestra negativa a asistir a tan alta ceremonia pedagógica nos remitía al ostracismo. Felipe no estaba por esforzarse y abandonar su confort tecnológico para buscar alguna actividad alternativa de interés, así que nos llevó a una zona más o menos popular en la que había un gran lago y allí nos abandonó diciéndonos que estuviéramos en la puerta del barrio tres horas después, para llevarnos a otra actividad típica: comida a base de pato laqueado (supongo que todo turista en china tiene que probar el dichoso pato laqueado y nosotros no seríamos una excepción). En el lago, interminable, caminamos por una de las orillas dos o tres kilómetros, volvimos, cruzamos un puente y caminamos por la otra orilla la misma distancia, volvimos, cansados ya, claro. Al dichoso lago no le encontramos ningún interés. Estaba sucio y a cada lado de la orillas solo había algunos desganados pescadores. El aburrimiento y la impaciencia nos asediaba cruelmente. Todavía quedaba casi una hora para que Felipe se presentara a recogernos para el solemne momento de enfrentarnos al ceremonial pato (laqueado). Decidimos recorrer algunas calles del pequeño barrio comercial típico que se encontraba al lado del lago, pero la gracia se nos acabó enseguida. Solo se nos ocurrió sentarnos en un escalón a ver pasar gente. Sentaditos, en la puerta de una tienda cerrada, nos entretuvimos algo más; fotografié a algunas de las gentes que pasaban, por hacer algo, y hasta a unos novios que acababan de casarse (bueno, eso solo lo suponemos porque les estaban haciendo un reportaje). Parecían tristones o tal vez incómodos. Llegó el momento de encontrarnos con Felipe y su móvil. Y luego, a lo del pato…
10 OCTUBRE 2018
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