30 OCTUBRE 2018

© 2013 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2013
Localizacion
Feria de arte Arco. Madrid (España)
Soporte de imagen
-35 MM- ILFORD DELTA 3200
Copiado máximo en soporte baritado
3
Fecha de diario
2018-10-30
Referencia
6315

DIGRESIÓN SEIS. Hannahaka (Hannah) Italia (2017). Guion y dirección: Andrea Pallaoro. Intérpretes: Charlotte Rampling, André Wilms, Stéphanie Van Vyve, Simon Bisschop, Jean Michel Balthazar. No hay respiro para nadie en esta sombría y sabia película y menos para Hannah, una inmensa Charlotte Rampling (mejor actriz en el Festival de Venecia, 2017); tampoco para los personajes que se mueven silenciosamente en torno suyo y, desde luego, para los espectadores, que al menos hemos contado con el consuelo de la belleza que emana de ella. No hay ni una sola concesión, ni una sonrisa, ni una mirada compasiva de nadie hacia nadie. Quizá, el único gesto amable sea el de la madre del niño ciego, pero solo dura unos segundos y no más allá de veinte o treinta palabras. La película se abre con un primer plano del rostro de Hannah realizando un ejercicio de terapia vocal y, a partir de ese momento, se hace omnipresente su imagen de mujer mayor tristísima, devastada por la desgracia. No es fácil de soportar, sin embargo, ella sola, es capaz de sostener la atención absoluta a lo largo de noventa y tres minutos. Dicho así, puede parecer que es una historia insoportable, pero, ni mucho menos, dado el preciso y equilibrado ritmo narrativo, la sublime interpretación de Charlotte Rampling; el niño ciego, tan solo; los compañeros de su grupo teatro-terapéutico, tan enigmáticos y solos; los desamparados viajeros de los vagones de metro, tan solos; la agresiva vecina (que ni siquiera vemos, solo oímos); el silencio sepulcral entre ella y su marido, encarcelado, tan solo; la implacable y gratuita crueldad del hijo: cuando Hannah se acerca a su casa, para felicitar a su pequeño nieto y la echa desde la puerta diciéndola, secamente, -no eres bien recibida en esta casa-; el llanto en la cabina de un baño público, tan convulsamente dramático y creíble que resulta difícil sostener la mirada. Todo, absolutamente todo, remite a desoladores fracasos existenciales, sin una remota posibilidad de calidez o salvación para nadie. Película precisa, dura, verdadera, que consigue que la visión insoportable de la tristeza se convierta en un espectáculo de hipnótica belleza.

Pepe Fuentes ·