19 NOVIEMBRE 2018

UN VIAJE LEJANO, nada menos que a China (41) … Miércoles, quince de agosto. Nos levantamos a las siete. Mi enfriamiento empeoraba (llevaba con él desde hacía dos o tres días). Hicimos el check out, dejamos las maletas en depósito y bajamos al centro de la ciudad. Paseamos y fotografiamos. Tomamos un ferry con el que dimos una vuelta de una hora por el espacio marítimo entre la isla y la ciudad situada en el continente. En el barco había turistas peculiares, quizá como lo pudiéramos ser nosotros. Entre la veintena de turistas que se instaló en la cubierta, en la que nos mantuvimos en todo momento, me llamó la atención una familia americana de color (padres y dos hijas adolescentes), quizá por la distancia racial y cultural con el entorno. El padre, que parecía un hombre categórico y seguro de sí mismo, bajó con un brusco tirón, sin mediar palabra, el pantalón muy corto de su hija adolescente. La chica permaneció impasible (estaría acostumbrada a esos gestos pudorosos de su reactivo padre). La corta pero placentera vuelta por las inmediaciones marítimas de la ciudad resulto muy entretenida. La mañana estaba resultando estupenda. La luz, suave y tamizada por nubes ligeras, era espléndida…