UN VIAJE LEJANO, nada menos que a China (44) … Jueves, dieciséis de agosto. El vuelo resultó tortuoso, como siempre que te metes en un avión para permanecer más de dos horas. Llegamos a París, doce horas después, cambiamos de avión y salimos hacía Madrid. A Barajas llegamos a las nueve y cuarto. Cuando íbamos a recoger las maletas recibí una llamada de la compañía telefónica informando de que debíamos 2000 € (1343 de mi teléfono y 747 del de Naty) como consecuencia de la utilización de la itinerancia de datos (a lo que había que añadir la factura mensual normal e impuestos). Estaban esperando a que pusiéramos un pie en España para caer sobre nosotros como siniestros depredadores. Todo había sucedido inadvertidamente para nosotros. Sabíamos de los 302 € por un descuido imperdonable por mí parte el día de llegada a Pekín, pero, al mismo tiempo que me informaron de ese gasto también me indicaron que me habían cortado la línea (luego ya no habría más gasto, suponíamos). Ni mucho menos había sido así. La noticia suponía una catástrofe económica, desde luego. Nos sentíamos absolutamente inermes y estafados. Inasumible porque no teníamos la percepción de haber recibido contraprestación alguna que pudiera explicar semejantes y abusivos costes. A partir de ahí, tendríamos que iniciar un tortuoso y molestísimo proceso de reclamaciones de muy dudoso resultado que iniciaríamos inmediatamente en la confianza de conseguir negociar con esa dichosa compañía. Ya veríamos en qué quedaba ese estúpido tropiezo que empañó el feliz regreso del viaje a China…
22 NOVIEMBRE 2018
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