DADÁ RUSO 1914-1924. No entraré, a estas alturas, a escribir de Dadá. Todo el mundo sabe de qué va Dadá, hasta yo sé un poquito. Sentía interés por ver cómo habían enfocado una muestra aparentemente paradójica ya que, por un lado, el alma de Dadá es transgresor y provocador y, por otro, la íntima relación de la revolución con el constructivismo, tan estructurado, resulta, al menos aparentemente, antitético al escandaloso Dadá. Tengo la impresión, y solo es eso porque no soy entendido ni en el ideario artístico de la revolución bolchevique (anterior a Stalin, es decir, leninista) ni en el constructivismo (Malevich y otros contemporáneos), de que en aquellos momentos de efervescencia revolucionaria todo valía y todo era aprovechable siempre y cuando tuviera el marchamo de -revolucionario-, o cumpliera con el ideario del cambio a toda costa. Las matizaciones vinieron más tarde, diez años después. En cuanto a la exposición en sí, a pesar de su indudable interés y calidad de muchas de las obras, Malevich, por ejemplo, resultó excesiva por la abrumadora reiteración temática y formal y por la disuasoria sobreabundancia de obras. Inabarcable y agotadora…
28 NOVIEMBRE 2018
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