24 ENERO 2019

HISTORIA DE UNA BODA. Capítulo 4.2: la ceremonia. A las trece cuarenta, más o menos, apareció el oficiante. Era un hombre alto que frisaba los sesenta años. Por su aspecto físico no habría sido fácil adivinar su profesión, a mí me pareció más un médico que un notario. Nos saludó educadamente y enseguida se mostró coloquial y amigable. Creó una atmósfera de confianza, agradable; nos hizo sentir que nada malo nos podía pasar allí. Comenzó con su trabajo: lo primero fue leernos las capitulaciones matrimoniales, separación de bienes, y el alcance legal de esa condición en contraste con la conocida fórmula de régimen de gananciales. Y todo ello ilustrado con sencillos ejemplos (muy entretenidos) que hicieron que la enjundia jurídica fuera comprensible (incluso para mí). Nos sentimos satisfechos por la fórmula elegida para nuestra sociedad, ya que dicho notario elogió la decisión que habíamos tomado como la más conveniente. Todo seguía yendo bien (la foto: pepe vestido de novio) …