12 FEBRERO 2019

ENSAYO FOTOGRÁFICO, INADVERTIDO Y AUTOMÁTICO, SOBRE EL MITO DE SÍSIFO (y 3). Sísifo reanuda una y otra vez la subida del pedrusco a la cima. Este hombre, cuando ha descansado, se carga el pesado bulto y se aleja, hasta que pronto vuelva a pasar por el mismo lugar, cíclicamente. Sin fin posible. Él ha asumido que su destino está escrito definitivamente en lo más hondo de su ser y solo puede haber “…tres soluciones al Absurdo: el suicidio, la religión o la simple aceptación del Absurdo. El absurdismo se caracteriza por su escepticismo en torno a los principios universales de la existencia. Por consiguiente, propugna que el significado de la existencia es la creación de un sentido particular puesto que la vida es insignificante por sí misma, y que la inexistencia de un significado supremo de la vida humana es una situación de regocijo y no de desolación, pues significa que cada individuo del género humano es libre para moldear su vida, edificándose su propio porvenir…Desde el momento en que se le reconoce, el absurdo se convierte en una pasión, es la más desgarradora de todas… Lo que cuenta no es vivir lo mejor posible, sino vivir lo más posible.” Así, Camus llega a tres consecuencias del completo reconocimiento del absurdo: rebeldía, libertad, y pasión…y la creación, y el arte, siempre. Después de todo: “Si el mundo fuese claro no existiría el arte”.  Aceptar el absurdo implica aceptar todo lo que el mundo irrazonable tiene para ofrecer. Sin un significado de la vida, no hay escala de valores. Pondré fin a este refrito de reflexiones, citas, verdades absurdas o verdades a medias, quizá completamente prescindibles porque lo que realmente me importa son las tres fotografías de estos últimos días que son lo único de lo que me puedo responsabilizar absolutamente. Son la auténtica verdad-mentira sobre mi existencia, si es que realmente soy.