DIGRESIÓN DOS (1). Serotonina, de Michel Houellebecq (2019). Ebook. Anagrama. Una de las mejores novelas que recuerdo haber leído en mucho tiempo. Desesperada, lúcida, devastadora, imprescindible. Podría escribir, imagino, durante días sobre esta obra. No lo haré. He subrayado muchas partes (es mi debilidad) pero, ahora que empiezo a escribir sobre ella, lo más auténtico e inmediato que se me ocurre decir es que me ha proporcionado tres tardes de inmenso placer, de conformidad existencial sobre la común lectura de la imposibilidad. También sobre la necesidad absoluta del amor, de la entrega y de protegerse en el acogedor refugio de la amorosa compañía (aunque solo sea una mentira más). Para Houellebecq el hombre se deja arrastrar, inevitable y felizmente, al protector desenfreno emocional que le procura la mujer: “Poco a poco, el inmenso placer que procura la mujer modifica al hombre que le otorga agradecimiento y admiración, su visión del mundo se ve transformada, de manera imprevista accede a la dimensión kantiana del respeto, y poco a poco llega a contemplar el mundo de otra forma, la vida sin una mujer (incluso, precisamente, sin esa mujer que le proporciona tanto placer) se vuelve realmente imposible y se asemeja a la caricatura de una vida; en este momento, el hombre empieza en verdad a amar. El amor en el hombre es, por tanto, en fin, una realización y no, como en la mujer, un comienzo, un nacimiento; y aquí lo que se debe considerar”. Florent-Claude, el protagonista, y su único amigo Ameryc, pierden desdichadamente su asidero amoroso y, a partir de ahí, el descenso a los infiernos es imparable. Todos podemos caer o ser Florent-Claude (o Ameryc), es más, no serlo nos convertiría en seres sospechosos, por no decir prescindibles…
13 FEBRERO 2019
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