14 FEBRERO 2019

DIGRESIÓN DOS (y 2). Serotonina, de Michael Houellebecq (2019). Ebook. Anagrama.  Las criaturas que pueblan el relato, satélites en permanente y obsesiva órbita en la conciencia de Florent-Claude, especialmente las mujeres de su vida, ejercen un efecto espejo que le enfrentan a la imposibilidad y a un imparable aunque lúcido deterioro e irredimible impotencia. El personaje conoce a las mujeres y los secretos del sexo y el deseo pero, precisamente por eso, se le hace imposible una salida a sus enigmas y encrucijadas. Aparece en su vida la posibilidad del fármaco prodigioso ya que el suicidio, en principio, no es una opción: –Me preguntó si albergaba ideas de suicidio. No, respondí, la muerte no me interesa– (a mí tampoco): “Es un comprimido pequeño, blanco, ovalado, divisible. No crea ni transforma; interpreta…”. Lástima que arruine la libido y la posibilidad de sexo. Florent-Claude entra en un laberinto del que es improbable salir: “Se me reprochará quizá que concedo excesiva importancia al sexo; no lo creo. Aunque no ignoro que otras alegrías ocupan poco a poco su lugar, en el curso del desarrollo normal de una vida el sexo sigue siendo el único momento en que involucras personal y directamente tus órganos, por lo cual el paso por el sexo, y por un sexo intenso, sigue siendo obligado para que se produzca la fusión amorosa, nada puede realizarse sin él, y todo lo demás, normalmente, dimana de él suavemente”. No, la novela no es optimista, ni falta que hace, es simplemente lúcida, brillante. Aquí, Houellebecq no se comporta como en otras obras, con personajes malditos desoladoramente cínicos e incluso nihilistas, sino que se muestra más contenido o tal vez desfondado, me parece. Extiende un manto de desaliento existencial; sin descuidar su escéptica mirada sobre la evolución política de Europa, con el relato de los indignados ganaderos normandos. Dice en una nota de prensa la editorial: «Francia se hunde, la Unión Europea se hunde, la vida sin rumbo de Florent-Claude se hunde. El amor es una entelequia. El sexo es una catástrofe. La cultura –ni siquiera Proust o Thomas Mann– no es una tabla de salvación». Obra esencial sobre el desaliento individual. Imprescindible.