21 FEBRERO 2019

© 2017 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2017
Localizacion
pepe fuentes, Toledo (España)
Soporte de imagen
-120 MM- ACROS 100 (50)
Fecha de diario
2019-02-21
Referencia
7875

PLAN DE EMERGENCIA 6 (por el viaje a Bolivia). Cuando  Charlie Brown y yo llegamos al río, divisé unos veinte metros más adelante a un tipo que me pareció joven, con un gran perro negro, de los que dan miedo. El individuo comenzó a hacerme señales ante de llegar donde se encontraban. Me dijo algo que no oí. Llevaba los auriculares puestos, me los quité a medida que avanzaba hasta él y entonces le entendí que me decía que atara a Charlie, le dije que no. Me preguntó por qué gritándome y exigiéndome que lo hiciera -le contesté, que no lo haría, porque no me daba la gana- (no iba a hacer lo que él me dijera con malos modos, encima). Se puso muy agresivo gritándome que si soltaba a su perro arrancaría la cabeza al pobre Charlie (absolutamente creíble porque no era un perro, era una fiera). Su perro comenzó a ladrar enfurecido a Charlie; Mister Brown, siguió con sus cosas y ni se dignó mirar al salvaje animal. No le hizo ni puto caso (dudo hasta que lo viera). El individuo, un tipo de unos veinte años, alto y aparentemente fuerte, se vino hacía mí violentamente (como su perro: los dueños y sus perros se parecen casi siempre)- Parecía dispuesto a agredirme. Yo, sin inmutarme y caminando tranquilamente, le dije que ya tenía atado a su perro y que al mío no lo ataría porque no se metía con nadie y menos porque él lo dijera. Charlie ya se había largado tranquilamente con un trote sostenido. El individuo hacía gestos desafiantes, provocándome e insultándome, llamándome chulo, gilipollas y todo lo que se le pudo ocurrir. Seguí ignorándole y caminando. No le ofrecí ni un argumento más, solo mi espalda alejándose despacio. El tipo se quedó allí, con su enorme perro tirando violentamente de la correa con la que le sujetaba. De buena nos libramos los dos: Charlie habría podido resultar seriamente herido y yo, casi con toda seguridad, con mi guapa cara partida si doy tan solo media vuelta de tuerca más a la situación, o respondo a sus provocaciones, o sí hubiera soltado su perro, lo que habría supuesto que habríamos tenido que pelear (yo para defender a Charlie). No, no creo que fuera un acto de cobardía por mi parte, más bien me pareció una prudente inhibición frente a la sinrazón y violencia de semejante macarra. Eso me dejó satisfecho.

Pepe Fuentes ·