2 MARZO 2019

© 2012 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2012
Localizacion
Feria de arte Arco. Madrid (España)
Soporte de imagen
-35 MM- TMAX 3200
Fecha de diario
2019-03-02
Referencia
5631

DIGRESIÓN UNA. El árbol de la sangre. España (2018). Guion y dirección: Julio Médem. Intérpretes: Úrsula Corberó, Álvaro Cervantes, Najwa Nimri, Patricia López, Daniel Grao, Joaquín Furriel, María Molins, Emilio Gutiérrez Cava, Luisa Gavasa, Josep María Pou, Ángela Molina. Hacía muchos años que no veíamos una película de Médem (nos hemos saltado las anteriores). Sin embargo, ésta, un viernes por la noche, con unas horas por delante (a pesar de que era muy larga, nada menos que dos horas y diez minutos; ya no tenemos tanto tiempo para todo), y unas críticas abultadas de elogios, nos hizo probar ¡¡¡En qué hora!!! Medem farfullea todo el tiempo. Un folletín sentimentaloide que plantea un juego de indagación en las raíces, en la memoria, y que, sin embargo, y lamentablemente, no nos lleva a ninguna parte, salvo al insustancial artificio. Nada de lo que les sucede a sus personajes contiene un ápice de interés, aunque follen mucho. En el “esplendoroso” final, los protagonistas llegan a la más luminosa e impostada felicidad, con reconciliación, besitos, revolcones, playita y baño incluido (atención a su mansión, a su espalda, en primera línea de playa); llegamos a ese orgásmico momento existencial en un estado de aburrimiento somnoliento y frustrante (dos horas y diez minutos de nuestra vida arrojados a la puñetera mierda). Me pregunto cómo han conseguido ver los críticos tantísimos matices y sabiduría narrativa en un vulgar e impostado folletín, donde nada, absolutamente, suena a verdad. Por ejemplo, dice Jordi Costa (que suele estar acertado en sus análisis): “Medem maneja la arborescente trama con un seductor dominio narrativo: resulta imposible despegar los ojos de la pantalla en esta historia”. Nada de eso vi. Será que no estoy cualificado para entender los arcanos de la sintaxis cinematográfica, aunque sí para saber lo que me gusta o no, y esta película me pareció mala de solemnidad, pretenciosa y hueca. Seguiremos saltándonos películas de Médem, desde luego.

Pepe Fuentes ·