DOS DE MARZO (sábado, 10 horas): NOS VAMOS DE EXCURSIÓN A MADRID, A LA FERIA, a pasarlo bien bien ¡¡¡Claro que sí!!! Qué estupendamente lo paso todos los años en ese evento. Qué jolgorio visual. Me encanta, no me puede gustar más (debería haber una todos los meses). La feria lo tiene todo para hacerme feliz puesto que, una gran cantidad de gente con cuantiosos medios económicos, montan un inmenso plató para que yo pueda fotografiar y disfrutar. Allí me siento elegido y mimado por el género humano, o tal vez y tan solo sea por el azar. Durante unas horas disfruto de un gran espectáculo en el que un ejército de artistas muestran su Arte, sus Motivos y Montajes; Objetos, Performances y también felices Ocurrencias. Aunque algunas no tanto: a veces, a los animosos “Autores” les salen churros, chapuzas rematadamente horrorosas, pero, qué le vamos a hacer, ¡¡¡nadie es perfecto!!! (que dijo el personaje interpretado por Joe E. Brown en Con faldas y a lo loco). Todo está manufacturado y listo para ser consumido, eso sí, normalmente acompañado de un discurso teorético o filosófico sobre las profundas intenciones del Artista. Es que si no, no queda bien porque hay que cuidar las “formas”, en este caso espirituales. No, la Feria no es un super de comestibles o confección o automoción. No, que va, esto va de élites y belleza (y dinero, sobre todo eso). Lo ordenan todo en compartimentos abiertos e iluminados, con la mercancía cuidadosamente colocada para ser vista. Entonces, llego yo con mis viejas cámaras y ¡¡¡zas!!! atrapo lo que me gusta y me lo llevo, en soporte fotográfico, claro. Hay de todo lo que imaginar se pueda: los escaparates no pueden ser más variados y lujosos, ya lo creo. Aunque, bien mirado, yo en la feria prefiero el feísmo, la chapuza, el sarcasmo, la bobada, y cuanto más cara mejor. Así, el absurdo y estúpido destino humano se autorrealiza. Una vez comprobado, verificado fotográficamente, que todo está en orden, que lo humano sigue siendo humano, es decir, sumamente imperfecto, y dada la enfermiza inseguridad en mí mismo que acarreo desde hace más de sesenta años, me siento confortado, aliviado, más acompañado en mi anodino destino pensando que el arte, al que yo siempre he aspirado, también puede ser exitoso hasta con faltas de ortografía. Hoy dormiré mejor, consideraré el mundo más habitable y acogedor, al alcance de mi temblorosa mano. Lo que vea y fotografíe lo contaré en este mi diario, testigo de mis atribulados e inadaptados hechos.
5 MARZO 2019
© 2018 pepe fuentes