PEQUEÑO VIAJE A LAS TIERRAS DEL INCA
Capítulo tres: La Paz (Bolivia), seis de febrero, miércoles
III
“Las personas solas y muy enfermas tienen una nobleza de reyes destronados”. Antonio Muñoz Molina
Nos dirigimos a la parada de la línea roja del funicular (el moderno y magnífico metro aéreo de La Paz). En la estación de embarque Carlos coincidió con una mujer de mediana edad, aspecto agradable, actitud empática y comunicativa, amiga suya. Lamentablemente, esa mujer, según contó a Carlos, estaba enferma de cáncer y en tratamiento. Por si fueran pocas sus funestas circunstancias, la habían rescindido el contrato donde trabajaba. Contó que necesitaba urgentemente un trabajo para costear el tratamiento. Todo ese racimo de adversidades consecutivas, y puede que mortales, lo enumeraba con una presencia de ánimo y serenidad digna de la mayor admiración. Un amago de sonrisa animaba su rostro. Carlos la confortó diciéndole que quién lucha, y ella lo estaba haciendo, vive. La mujer se despidió de nosotros con una sonrisa y deseándonos sinceramente que tuviéramos una buena estancia en La Paz. Una persona grande, sin duda. El ascenso en la estupenda cabina del casi recién estrenado artilugio aéreo fue emocionante, observando las construcciones ubicadas casi en un plano vertical…
COROLARIO: Carlos actuó como un hombre sabio y sensible: escuchó atentamente la historia, desconocida para él, de su amiga. Le ofreció apoyo afectivo y una frase de ánimo: “quién lucha no muere”. Una sola frase alentadora y oportuna nos puede salvar el día y hasta la vida.