PEQUEÑO VIAJE A LAS TIERRAS DEL INCA
Capítulo tres: La Paz (Bolivia), siete de febrero, jueves
VII
“Esa del cementerio es para mí una visita obligada en todas las ciudades por las que paso”. Miguel Sánchez-Ostiz
Susurré a Naty sobre su parecer de que le propusiera a Carlos que nos llevara al cementerio. Asintió. Eso hice. Para vencer cualquier tipo de resistencia por su parte le dije de nuestro interés fotográfico y le expliqué lo que no hace falta ser explicado: -la muerte forma parte de la vida y es absolutamente revelador cómo una cultura trata y se relaciona con ella y todo eso puede estar expresado en un cementerio-. No hubiera hecho falta mi despliegue conceptual porque me contestó que por supuesto, que adelante. Bajaríamos en la estación correspondiente e iríamos. Ya había comprendido que nuestro interés fotográfico estaba por encima de cualquier consideración turística. Es más, nos ofreció llevarnos al cementerio clandestino de La Llamita, popular, ilegal y abandonado, en el que enterraban a gente muy pobre. Me alegró mucho la sugerencia porque yo ya sabía de ese cementerio clandestino por la estupenda y sugerente descripción que hace Miguel Sánchez-Ostiz, en Chuquiago.
COROLARIO: Siempre me ha interesado mucho visitar los cementerios significativos que hay en algunas ciudades que hemos visitado, como París, Praga, La Habana… No visitamos los de todas, naturalmente, pero sí aquellos que son interesantes por alguna razón especial y, el central de La Paz, desde la altura del teleférico, lo parecía, sin duda.