PEQUEÑO VIAJE A LAS TIERRAS DEL INCA
Capítulo tres: La Paz (Bolivia), siete de febrero, jueves
VI
“Todo lo que en mí es auténtico proviene de la timidez de mi juventud”. Manuel da Cunha
Desde la cabina, de vez en cuando, hacía alguna toma aérea con la vieja cámara pequeña. Carlos iba detallando aspectos de la ciudad. El paseo en funicular estaba resultando gratísimo y emocionante (la visión cenital siempre me ha encantado). Calladamente seguía dándole vueltas a la idea de ir al cementerio. Iniciamos el vuelo de regreso. Saqué de la mochila la vieja cámara grande montada con el zoom e hice algunas tomas (suponía) que me interesaron mucho, como unos campos de futbol, vacíos, naturalmente, con cumbres nevadas de los Andes, a lo lejos. En nuestra cabina entró una chica muy joven. Carlos, desinhibido y coloquial, intentó incorporar a la chica a nuestra conversación preguntándole de dónde era y si vivía en El Alto; la chica, azorada y tímida, fue incapaz de contestarle a nada. Abandonó decepcionado…
COROLARIO. Carlos se interesó por el proceso fotográfico y habló de lo inescrutable que le resulta dado que, lo que encuadra y fotografía otro (quizás un fotógrafo), siempre es un ejercicio íntimo de resultados únicos. Se refería a que él había probado a hacer un encuadre aproximado al de un fotógrafo y el resultado poco tenía que ver. Puede que tuviera razón; una percepción fotográfica, un encuadre aún sin revelar, siempre es un secreto inigualable.