20 MAYO 2019

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
La Paz, (Bolivia)
Soporte de imagen
-120 MM.-PAN F 50
Fecha de diario
2019-05-20
Referencia
9129

PEQUEÑO VIAJE A LAS TIERRAS DEL INCA
Capítulo tres: La Paz, (Bolivia) ocho de febrero, viernes
XIX
“La magia de la ciudad, si se quiere, no es otra cosa que la magia de la soledad”. Jaime Saenz (escritor paceño)

A las cuatro y media nos encontramos y Carlos recomendó que fuéramos en taxi, ya que sería más cómodo y rápido. El problema es que la luz se había empastado, la tarde amenazaba lluvia y, desde luego, el sol no parecía dispuesto a presentarse. Paró un taxi e inició la negociación habitual: le informó de lo que necesitábamos y antes de que el taxista terminara de pensarlo Carlos le dijo: nooo… no puede ser tanto. Eso dímelo mirándome a los ojos… (el taxista no había dicho absolutamente nada todavía). Después de un rato de forcejeo amistoso llegaron a un acuerdo, en torno a treinta bolivianos. Tras  la primera parada en la parte alta de la zona sureste le dijimos que nos llevara justamente enfrente, lo que suponía bajar, atravesar la hondonada del centro y subir hasta una altura más que considerable, con el lógico aumento de coste. Sin embargo, ya no negociaron. Tendríamos que haberlo hecho nosotros, pero no lo hicimos. Fotografiamos allí también. La luz no era buena. Volvimos en el taxi al hotel. Pagamos cien bolivianos al taxista(12,5 €) cantidad que pareció hacerle muy feliz…

COROLARIO: Sobre Jaime Saenz: “Nuestras propias ciudades nos son desconocidas. Toda una vida no es suficiente para conocerlas. Interpretarlas, llevarlas a los papeles y que el tiempo no los arrugue y envejezca, es todavía más difícil. Su anecdotario parece ilimitado: el pasearse con un brazo de cadáver sacado de la morgue, es decir, comprado al morguero, otros dirán que robado, envuelto en un periódico; el perorar desdentado; su forma brusca de hablar que algunos imitan; su manera de fumar partiendo cigarrillos; el jalador imparable de cocaína; el dandi del  jipijapa que se llevaba sillones del Club de La Paz, por apuesta, sostenidos en una mano; el raro melómano que escuchaba Bruckner en una habitación pintada de negro…”. Chuquiago. Miguel Sánchez-Ostiz

Pepe Fuentes ·