30 MAYO 2019

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
Uyuni (Bolivia)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD PAN F 50
Fecha de diario
2019-05-30
Referencia
9150

PEQUEÑO VIAJE A LAS TIERRAS DEL INCA
Capítulo cuatro: Uyuni (Bolivia)
nueve de febrero, sábado
IX
“El turista compara, el viajero separa. El primero se queda a las puertas de una civilización, roza una cultura y se contenta con percibir su espuma, con captar sus epifenómenos, de lejos, como espectador comprometido, militante de su propio arraigo; el segundo intenta entrar en un mundo desconocido, sin prevenciones, como espectador libre de compromisos, con cuidado de no reír ni llorar, de no juzgar ni condenar, de no absolver ni lanzar anatemas, sino deseoso de captar su interior, de comprender en el sentido etimológico. El comparatista designa siempre al turista, el anatomista señala al viajero”. Michel Onfray

Desolados, decidimos intentar solucionar el problema: hice unas fotografías con el móvil y se las envié, junto con un mensaje incendiario, a Carlos, nuestro ángel tutelar. No contento con eso le llamé y le describí la situación melodrámaticamente, diciéndole además que, en esa cama, jamás nos acostaríamos, ni siquiera vestidos. Eso pareció conmoverle y dijo que se ponía en marcha. Quince minutos después me llamó y me dijo que acudiría a rescatarnos Alberto y que nos llevaría a otro hotel. Llegó mosqueado. Le enseñamos la habitación, no sin antes cerrar la puerta en las narices del orco del hotel que presenciaba la situación con cara de muy mala hostia. Cargamos las maletas en el todo terreno y nos dirigimos al hotel de repuesto, bajo una lluvia torrencial. Nada más entrar en el siguiente comprobamos que la suciedad era evidente, aunque no tanto como en el anterior. Supervisamos la habitación (la de la fotografía de hoy) a instancias de Alberto, escéptico, porque seguro que pensaba que tampoco nos gustaría y que debíamos ser unos meticulosos insufribles. Unos asquerositos. No nos gustó, pero la dimos por buena porque tampoco era cuestión de pasarnos la noche de hotel en hotel. Tampoco nos duchamos, el ambiente del cuarto de baño no es que fuera desapacible, sino imposible. Salimos a tomarnos una pizza y a las diez estábamos en la cama…

COROLARIO: Sí, quizá solo éramos unos jodidos y suspicaces turistas; o no exactamente, porque nuestro deseo está más cerca del espíritu del viajero aunque nuestras posibilidades lo estén más de las de simples turistas. Pero, bien mirado, alcanzar la condición de viajeros solo es un ejercicio de voluntad y eso está al alcance de cualquiera, incluidos nosotros.

Pepe Fuentes ·