5 JULIO 2019

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
Teatro Español, Madrid (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL-
Fecha de diario
2019-07-05
Referencia
9012

DIGRESIÓN CINCO. La hija del aire, de Pedro Calderón de la Barca. Versión Benjamín Prado. Dirección: Mario Gas. Videoescena: Álvaro Luna. Vestuario: Cornejo, Maribel RH, Ahmed Meziane. Escenografía: Ezio Frigerio, Riccardo Messironi. Producción: CNTC. Intérpretes: Marta Poveda, Lander Iglesias, Ricardo Moya, Germán Torres, Marta Betriu, José Luis Alcobendas, Agus Ruiz, Juan Díaz, Pietro Olivera, David Vert. Teatro de la Comedia, veinticinco de mayo. Nunca habíamos estado en el Teatro de la Comedia, sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Mereció la pena, sin duda. Gran y espectacular montaje con una escenografía brillante. La carátula de fondo, basada en iconografía asiria: un león matando a un toro mediante dentelladas en la cabeza. Dice su creador, Ezio Frigerio:  «Es una estampa violenta pero elegante, que alude a la implacabilidad del destino. Sangrienta pero sin sangre real, como la de los cuadros de Goya. Es más bien conceptual». Movible de arriba abajo, permitía ver una abertura a considerable altura donde a veces se situaban los personajes para escenificar momentos de la obra. Sobre esa espectacular estructura se proyectaba la videoescena, igualmente acorde con la trama y momentos de la representación. El vestuario es muy plástico, aunque se base en una estética muy militarizada pero, en fin, ya sabemos lo épicamente “bonitas” que resultan las ritualizadas parafernalias militares (milenios de existencia de ejércitos y guerras han generado literatura, poesía, representaciones plásticas y ensoñaciones épicas). Toda esa estética prende con facilidad en las capas más epidérmicas de la emocionalidad. La obra juega con inteligencia y perfecta dosificación con pulsiones esenciales de la naturaleza humana: el amor, la ambición, el poder, la traición, la lealtad, la guerra, la muerte. Bien escenificada y brillantemente interpretada, con un acertado y preciso sentido del ritmo; todo sale a pedir de boca. Digno del más ferviente aplauso el texto de Calderón, versionado brillantemente por Benjamín Prado. Antes de llegar al teatro, Naty y yo comentamos las ciertas reservas que tenemos hacia Mario Gas, ese director tan “progresista”, por lo que nos temíamos algún tipo de apaño tendencioso, como hizo con Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano; pero no, aquí su dirección es perfecta, sin dudosos matices. Son destacables las interpretaciones, sobre todo por lo bien que dicen los textos que llegan con nítida naturalidad. Marta Poveda, poderosa y enérgica. También dúctil en el desdoblamiento de su personaje. Gran noche de teatro.

Pepe Fuentes ·