DIGRESIÓN SEIS. The Favourite (La favorita). Reino Unido (2018). Guion: Daborah Davis y Tony McNamara. Director: Yorgos Lanthimos. Fotografía: Robbie Ryan. Intérpretes: Olivia Colman, Emma Stone, Rachel Weisz, Nicholas Hoult, Joe Alwyn, James Smith, Mark Gatiss, Jenny Rainsford. Gran gozo. La belleza con mayúsculas. El siglo XVIII, tan soberbio, tan sofisticado, tan sumamente elegante. Socialmente tan injusto y poética y estéticamente tan insuperable. Probablemente, nunca hasta entonces y mucho menos después, se ha dado tanta magnificencia. Los palacios, los decorados, las obras de arte, el vestuario, la cultura, la inteligencia. El género humano nunca había llegado tan lejos y, por supuesto, a partir de ese momento, la estética al servicio del poder, y viceversa, nunca alcanzará semejante brillantez. Lo humano hierve a fuego lento en un escenario de una belleza impresionante. El entramado social y político de la época, salvo por las escuetas referencias a la guerra que mantienen con Francia y al bipartidismo de Inglaterra, apenas se trasluce y, desde luego, no parece que afecte a la vida de los ciudadanos, esa lejana masa informe de seres sin importancia. Dice Lady Sarah, quien gobierna en la sombra: “al pueblo no se le pregunta, se le dirige”. La historia se centra, con lujo y detalle introspectivo, en el comportamiento del círculo íntimo de tres mujeres: la reina Ana Estuardo (Olivia Colman), Lady Sarah (Rachel Weisz) y la prima de ésta, Abigail (Emma Stone), inmensas las tres (de hecho a Olivia Colman la premiaron con el óscar a la mejor interpretación femenina en 2018). Las tres mujeres, astutas y manipuladoras, se construyen y destruyen en un tono de refinada y soberbia complejidad, con unos diálogos elegantemente malignos y procaces, salpicados de ironía y perverso sentido del humor. Además de la suntuosa y sofisticada puesta en escena, la película ofrece una cuidadísima y virtuosa fotografía: la justa y medida utilización de grandes angulares, plenamente apropiados para el rodaje en interiores (perspectivas de largos pasillos, salones de gobierno y protocolo y dormitorios palaciegos) y, especialmente, los planos medios y primeros planos picados de los personajes, tremendamente incisivos, indagatorios, íntimos, donde la cámara acentúa sin afectación el drama que viven, sin caer en ningún momento en la distorsión gratuita. Dice Lanthimos, a propósito de esta película: “Sería aburrido para mí recrear en una película solo la realidad”. A fe mía, que lo consigue. Comportamientos infecciosos y destructivos en un escenario de abrumadora belleza. Puro gozo para los sentidos.
7 AGOSTO 2019
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