VEINTIOCHO DE JUNIO (viernes) campo y campo XII. Como durante todo el mes me sentía muy activo (estaba haciendo toma, revelando y saliendo al campo), cargué el equipo y le dije a Míster Brown que volveríamos a la vieja casa abandonada que hay cerca de Añover de Tajo, quizá allí se me ocurriera alguna foto que hacer. Charlie se mostró contento, hizo sus estiramientos habituales y subió al coche encantado; a él, con tal de estar conmigo por ahí, especialmente en el campo, lo demás le da igual. Llegamos muy tarde porque elegí un ruta equivocada al buscar unas localizaciones de interés, que no encontré. Ya era media mañana. Descargué el equipo, solo el trípode y la maleta de las cámaras, con la intención de utilizar únicamente la vieja cámara grande y un objetivo corto. Es increíble la cantidad de elementos que se pueden encontrar en una casa abandonada con los que puedes crear imágenes sugerentes sobre lo que fue y ya no es; o tal vez sí siga siendo, pero de otro modo, en otra dimensión. Alguien podría decir que los elementos, el contexto y escenario están hechos un asco, y lo están, solo hay polvo y suciedad, pero a mí eso me da exactamente igual porque en esos sitios (no en todos, claro) siento una especial necesidad de interactuar, de componer, de hacer. Quizá sea porque todavía quedan en ellos fuerzas, energías latentes de las gentes que pudieron vivir allí y que, inadvertidamente, yo percibo y me estimulan para actuar. No sé, porque no soy especialmente sensible a fenómenos paranormales ni nada que se le parezca pero bueno, todo es más sencillo de lo que pueda parecer y no elaboro discursos metafísicos para hacerme el importante, simplemente lo hago porque deseo hacerlo y me entretengo mucho. De eso se trata.
4 SEPTIEMBRE 2019
© 2019 pepe fuentes