TRES DIAS DE AGOSTO II (día trece, martes). Pasé la mañana y parte de la tarde, después de volver del paseo matutino diario con Charlie, revelando negativos: toma realizada en los últimos días y de un viaje reciente. El resultado en algunos de los rollos fue insatisfactorio. Tan decepcionante que me obligaría a volver para repetir la toma. La fotografía analógica es lo que tiene de bueno y de malo: hasta que no te encierras en el cuarto oscuro a dar continuidad a lo hecho mediante el proceso de revelado, nunca sabes si todo está yendo en la dirección correcta, tanto en el concepto como en la mecánica artesanal. Por eso digo y me digo mil veces ya, que nunca podría hacer fotografía digital porque la sensación de ser un artífice, en cuanto al tratamiento de la materia misma de la imagen, desaparecería. A falta del talento suficiente, al menos que fotografiar me cueste (otro modo de sentir el dolor, como si fuera un parto). Todo lo que se ama debe tener un precio y la fotografía ahora, en tiempos digitales, es tan barata que intuyo que debe resultar desoladora y tristemente aburrida (aunque haya gente que muera por hacerse un selfie) …
7 SEPTIEMBRE 2019
© 2019 pepe fuentes